martes, 29 de abril de 2008

PEQUEÑA ODA A LA VINCHA

Amo a tu vincha de “cuestión mental”,
tu vincha de frente; de cielo de estrellas fulgurantes.
Vincha luciérnaga: foco de puentes a tu vida;
faro para barcos que son abrazos en una noche apacible.
Vincha fantasía que centellea nocturna entre nosotros.
Y escalera del respirar olas crujientes
entre carraspeos derramados haciendo el amor.

Es vincha de rebeldía.
Trueno de aullido de libertad. De gemido. De espasmo a dúo.
Ni brazalete de plata.
Ni bandera con la hoz y el martillo.
Es vincha catacumba de tus deseos
tu vincha de zarpazos a la prensa que filtra el café molido
cada mañana con el sol en la cocina.
Vincha sótano desabrigándose de tus pensamientos
después de lo mejor, y de cada noche juntos.
Ni cintillo con flores.
Ni cinta rojo punzó.
Es vincha para apuntalarte el ángulo superior de tus ojos.
Es vincha que te cincha focalizada.
Vincha que te hincha el paisaje de tus cejas
siempre con su candela que pincha en mis ojos que te miran
dondequiera que estés.

Amo a tu vincha como el travesaño de tus sueños prohibidos.
Vincha de levantar la cabeza desde 25 metros,
y de plantarte invariablemente entera
erguida ante los problemas
porque tu vincha es de maneras prematuras que nunca dicen adiós
porque vos no te dejás vencer.

Es vincha de fuerte golpe anímico;
vincha que sabe que lo tuyo es la intensidad
con desprejuiciada sensatez.
Vincha para escaparle al frío.
Para jamás comprarse una bufanda estando a tu lado,
ni un sweter.
Para tomar más syrah con vos,
más merlot con tu familia,
más malbec con los amigos los domingos,
bien reunido alrededor de una mesa.
Vincha de la mandíbula del enemigo al cielo
cuando ese es el horizonte que soñamos tener.
Y porque estamos vivos
a un pasito de la gloria y el infierno
-si querés-
sacarte la vincha para desnudarte
es como la frutilla del postre
a la luz del norte de nuestro amor.
Vincha de cifras racionales.
Y de milagros sexuales irrepetibles
si no son con tu piel.
Yo siento a tu vincha como a una cinta de capitana
que nunca quisiste usar
para merecer un nosotros.
¡Oh, es una configuración morfológica inalámbrica!
¡Ay! ¡Si está en la cima de tu cabellera rojiza!
Y más arriba de tu fijador enamorado
¡fuerte actitud en cada verbo sobre tus pasos!
con taco lento
muy acompasado
y boca abajo en la cama hasta mí.

Yo amo a tu vincha
como a una recomendación de un mozo.
Porque tu vincha es para lucirse de tu mano.
Porque tu vincha es de madre hermosa.
Yo amo a tu vincha porque tu vincha es tradición
y es conflicto
y hay que pensarla de nuevo
porque es un camino con infinitas llegadas a tus labios
con su nylon negro aprovechando tu altura
con su medida por fuera de tu maquillaje.
¡Es tela valiente pronta del calor de tu cráneo!
Cómoda arriba de tu sangre
y de tus huesos que se menean
con tu cintura despierta
envuelta en una bandera de voluntad.
Vincha para los compañeros.
Y para que los compañeros sueñen otra vez
lejos del autoritarismo que puedan comulgar
algunas jefaturas políticas.

Yo pienso en tu vincha
y estoy pensando en tu misterio…
…y es una vincha de enganche
tu vincha que me piensa en tu cabeza
acelerada como yo la veo
mecha de una vincha y de un lenguaje trabalenguas.

Y así,
es vincha molotov que quema
mis dolores
con alegría incendiaria.

Vincha que al conocerte nos abría un camino que conducía yo.
Vincha inolvidable
para no parar de gritar
por la patria y contra todo.

Vincha donde hay memoria de mi corazón por encenderte.
Vincha ambiciosa de una pieza
y que le aporta envergadura a tus pies descalzos.
Vincha que se anima a despuntar las madrugadas
y es nido aterciopelado y duro
del poco tiempo que tenemos para darnos.
Vincha entre imágenes reales o trucadas.
Y vincha que te aporta una corona.
Y yo soy el rey.

No hay comentarios: